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Georgia, un destino para un mountain bike diferente

Christoph Breiner

Georgia, un destino para un mountain bike diferente. Un país situado en el limite entre Asia y Europa que esconde secretos inconfesables.

Acabamos de llegar al aeropuerto de Tiflis, el cielo está muy oscuro, no estamos muy seguros de cómo lidiar con este clima tan húmedo sabiendo que todavía nos quedan unos cuantos kilómetros por carretera. Ascendemos a más de un docena de crestas de estas montañas con nuestra furgoneta y nos acercamos a lo más profundo del corazón de este país. Cansado, agotado y calado hasta los huesos, pero lleno de esperanza por descubrir un país desconocido, caras nuevas y una cultura totalmente diferente. Georgia.

Una nueva aventura

Al día siguiente y tras haber descasado bastante bien, me encuentro lleno de energía y con una gran sed de acción. ¿Que nos está esperando? ¿Quién nos está esperando? ¿Dónde estamos?

Nos cuesta creer lo que ven nuestros ojos. Una casa de campo en medio de la nada. Vacas, cerdos, cabras, burros, caballos, pollos y lobos están corriendo sueltos por el campo. Verdes prados y bosques infinitos que se extienden hasta donde alcanza la vista. He llegado al paraíso.

¿Quién es nuestro anfitrión? Lado y su familia. Lado es el dueño de una tienda de bicicletas en Tbilisi, construyó una hermosa casa para su familia en el campo. Realmente nos sentimos honrados al poder alojarnos con ellos, no nos falta de nada. La entrañable familia de acogida nos ofrece un gran desayuno Georgiano compuesto de té hecho de menta fresca crecida en el propio patio, el queso y los huevos provienen de los vecinos de al lado y el pan recién horneado es de la tienda del pueblo, que se encuentra a tan solo 3 minutos de la casa.

Nos estamos muriendo de ganas por salir a explorar el entorno y pasar afuera todo el día. Lado se une a nosotros y resulta ser el mejor guía que se puede tener, le encanta hablar de su país.  Descubrimos una pequeña capilla, está construida en piedra en el borde de un bosque. La capilla parece estar abandonada, pero las apariencias engañan. ¡Esta en uso! Los habitantes de la aldea de Gulelebi encienden allí velas casi todos los días. Además la pesada campana tiene pinta de funcionar regularmente, no parece estar desafinada.  

La primera noche la pasamos muy lejos de la ciudad, nos gusta el silencio exterior. El cielo lleno de estrellas es abrumador, libertad, naturaleza. La vida sencilla es la vida que en realizad llena a uno.

Impresiones inolvidables

¿Qué tipo de impresiones nos llevaremos a casa? ¿Qué experiencias nos quedarán en la memoria? Las personas. La sociedad.

Sus relojes funcionan algo diferente. ¿Puntualidad? Concepto desconocido. Nadie va corriendo para no llegar tarde a la próxima cita. Y  lo creas o no el mundo sigue girando igual y la vida funciona bastante bien para ellos.

La gente de Georgia es muy escéptica. Si ellos no te conocen, no van a hablar contigo. No se pueden cambiar los hábitos de toda una vida. Pero si eres capaz de romper el hielo, la gente es cálida y amable.

El secreto para llegar a tratar con la gente de Georgia es no juzgar a la gente después de la primera impresión. El segundo punto de vista es necesario. Es una increíble experiencia.

Las personas parecen ser felices. No importa lo que hacen para ganarse la vida, conocimos a georgianos que trabajan en el sector turístico y a las sencillas personas que poseen una pequeña tienda. Todo el mundo está contento con su concepto de la vida, ellos están satisfechos. Son gente trabajadora y nunca pierden la sonrisa en su cara.

La ciudad

Lado: «Todo está bien, todo está mal» Esa expresión nos hizo despertar. ¿De qué está hablando? La respuesta se encuentra justo en frente de nosotros. Es decir en Georgia todo es blanco o negro. Joven o viejo. Pobres o ricos. Limpio o sucio. Nuevo o roto. Todos estos atributos juntos, en un pequeño lugar.

Viajamos de este a oeste, desde Tiflis a Batumi. Y el comentario de Lado cada vez es más palpable. Nuevos bancos modernos y hoteles próximos a casuchas viejas y cabañas ruinosas. Un nuevo Mercedes brillante junto a un destartalado coche viejo y oxidado. La gente va al trabajo con elegantes trajes, mientras que otras personas pasan la noche durmiendo en su coche.

La vida en la ciudad está muy marcada por los extremos. Unos buenos y otros malos. 

El país

Verde, verde increíble, hermoso, abrumador, sencillo muy sencillo, solitario y en algunas partes, incluso desolado. Puedes conducir o caminar durante horas, es un país que nunca acaba. De vez en cuando aparecen pequeños pueblos o cabañas. ¿Abandonado? Para nada, un montón de personas viven por allí. En cierta manera es como en el medievo, conviven con sus animales, cultivan sus propios campos, recogen piedras para mantener sus hogares, recolectan y vender las frutas y verduras.

Libertad, aquí el tiempo se detiene. Este es un buen lugar y parece que en el resto del mundo todo está bien. No hay mucho estrés, la vida está en consonancia con la naturaleza.

La familia

La principal norma en Georgia es “la familia lo es todo”. De manera  que el cabeza de familia es el encargado de cuidar de sus seres queridos. Si la familia se mantiene unida no importa lo que suceda alrededor.  Puro sentimiento del uno para el otro.

Al saber cómo funciona una familia en Georgia, nos sentimos muy honrados de poder vivir con nuestra familia de acogida, nos tratan como a sus propios hijos. Podemos sentir el cuidado parental hacia nosotros. Esa es una gran experiencia. Hemos aprendido a valorar más la vida y a ser más amables convirtiéndonos así en una mejores personas.

El riding

Viajamos a Georgia con el fin de experimentar algo nuevo, queríamos llegar a conocer un país en el que nunca habíamos estado. Y además de eso, también vinimos a montar en bicicleta, para descubrir nuevos senderos y montar por nuevos caminos. Vinimos hasta aquí buscando la libertad practicando el deporte que más nos apasiona, el ciclismo de montaña. Eso es más que un deporte, es nuestro estilo de vida.

¿Y qué nos encontramos? Rutas senderistas en medio de un parque nacional, polvorientas rutas entre las grandes ciudades, caminos solitarios en medio de la nada e incluso desérticas pistas de arena. En realidad no eran fáciles de encontrar estos puntos pero valió la pena la búsqueda.

Todos los días se descubre algo nuevo. Todos los días sacamos una sonrisa.

La escena de la bicicleta es bastante pequeña, pero existe. Nos encontramos unos cuantos ciclistas de montaña en nuestro camino. Incluso algunos freeriders y descenders. El ciclismo de montaña en Georgia se encuentra en etapa incipiente.

La aventura

Día a día viajamos a lugares diferentes por toda Georgia. Este, Oeste, Norte y Sur. Exploramos las playas bañadas por el océano, las montañas y pequeños pueblos en el bosque. ¡Qué variedad! Con nuestras bicicletas bajamos hasta el nivel del mar y al día siguiente estamos frente a frente con pico más alto de Georgia, 5047 metros. Georgia tiene una gran variedad de vegetación. Verde y jugosa, polvorienta y árida, habitado y deshabitado.

Pero no sólo el país hace que el viaje sea una aventura.

El propio viaje construye una aventura, somos testigos de momentos inolvidables. Ni siquiera sé cuánto tiempo pasamos en vehículos, circulando por caminos llenos de baches y pendientes que hacen que el viaje sea un tormento.

Fuimos testigos de reventones de neumáticos,  frente a nosotros, mientras íbamos conduciendo. Vimos arder casas y personas tratando de apagar el fuego con pequeños cubos, vacas bloqueando las calles. Calles que terminaban de repente y tras recorrer unos pocos kilómetros aparecía una nueva calle. Hay carreras de vehículos en la vía pública, coches destrozados. En realidad, a nadie le importa.

Los coches estropeados son recogidos por personas que no son suyos y remolcados solo con la ayuda de un delgado alambre, ¡en la calle principal!

Somos parte de todo. No sólo vemos, también experimentamos, Georgia es una gran aventura para nosotros,  nunca llegamos a descansar. . . Subidas y bajadas durante todos los días.

Incluso por la zona fronteriza con Rusia encontramos un sendero que va de un país a otro y nos las arreglamos para ir por allí. Bastante arriesgado, pero esta oportunidad solo se tiene una vez en la vida.

Un viaje, un país, una aventura. Un país de una belleza que casi se desvanece en la oscuridad. Una cultura que conecta el escepticismo y la bondad incondicional. Una sociedad que está enseñada de manera diferente. Un viaje de aventura con la bicicleta de montaña para explorar lo desconocido y llevar su recuerdo para toda la vida.

Texto & riding: Hannes Klausner

Fotografía: Christoph Breiner

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